Carta dun home honrado

Francisco Prego Campos

Á muller e ós fillos: 28-8- 1936

A quien deberéis reconocimiento eterno y cuando lo veáis, sea en donde sea, es a nuestro abogado defensor D. Manuel Casás Fernández. Este hombre merece que le beséis de arriba abajo, pues su bondad fue tal, su empeño y esfuerzo por salvarnos la vida fue de tal naturaleza que quisiera ser en estos instantes un relevantísimo poeta para cantarlos. ¡Gratitud imperecedera mía y vuestra hacia este ilustre hombre, hacia este amantísimo coruñés que hoy lIora con nosotros y vosotros esta tragedia sin nombre en los anales del derecho y de la justicia!

Igual recomendación te hago a ti y a nuestros hijos, con respecto a Carmen, la mujer de mi entrañable amigo Guzmán. Esta mujer la llevo a la tumba con sus hijos, contigo y los míos, grabados en lo íntimo de mi corazón.

No me olvido tampoco de nuestros hermanos Luis y Carmina, ni de Luisín, la nena y Mariví, pues con decirte que los considero como mi propia sangre, está dicho todo. A Pepe, Emilia y sus hijos, como a Victoria, los llevo también en mi corazón, y en el cielo, si es que entro, rezaré por todos vosotros, por ser buenos.

A  Elías, Isolina, Carmiña y hermana, les dices asimismo en esta hora suprema les tengo presentes.

A mis hermanos Elisa, Jenaro, Amparo y a sus hijos también les dices que les llevo en mi corazón. Que sean todos buenos…

(…) No gastes mucho dinero en lutos, pues aunque fueras de blanco o de cualquier color, para mí me basta con saber que lo llevas en el corazón.

  A Pancho le dices que mi último anhelo es de que sea buenísimo para ti; que esto se lo pido con mi corazón; que sea trabajador y estudie todo cuanto pueda, llegando incluso al sacrificio; que no se meta en política, por nadie ni por nada, pues, antes de hacerlo, que pase hambre primero. Dile también que, si siento perder la vida, es por dejaros para siempre a mamá y a la nena.

 Esta hijita es mi inmenso pesar pues son los ojos de mis ojos, la cara de mi cara, el cuerpo de mi cuerpo, en fin, la ilusión que tenía en vida. Dios dispuso que no pudiera ver feliz como yo deseaba. Pido en estos críticos instantes al Supremo Hacedor y a la Virgen de los dolores que les de sentido y si …

 (…) Obdulia mía de mi corazón, ¡qué intensamente, qué rapidísimamente pasan por mi imaginación nuestros instantes felices! ¡Pobrecita! ¡Qué infortunada fuiste conmigo! Bien lo sabe Dios, Obdulia mía, que jamás pasó por mi imaginación que los inocentes pagarían con su vida igual que los culpables.

 Yo no me figuré que el cumplir con el deber se pagaba con la vida. Pero en fin, alma mía, ya es tarde para reflexiones y sí es momento para abrir eI corazón.

Yo te pido de rodillas perdón, por cualesquiera sinsabor (…) También a los dos hijitos se lo pido con toda mi alma y que mi memoria no los sonroje, pues mi muerte no es por causa de afrenta alguna, sino por el producto de delaciones, malas pasiones, envidias y odios hacia su padre que tuvo el infortunio de ser bueno, el deseo de servir a todo el mundo, el de cumplir con su deber y el de ser recompensado y pagado a última hora con el tributo de su vida. (…) Rogaré en el último suspiro por vosotros para que Dios os dé sentido, que os recompense de esta desdicha inmensa que sufrió, con todas las felicidades de que sois dignos y acreedores. Que os conserve siempre el buen sentido y honradez y os otorgue toda la suerte que merecéis para poder llevar siempre un pedazo de pan a la boca y vivir con dignidad.

 (…) ¡No sabes, Obdulita de mi alma, el esfuerzo sobrehumano que tengo y tuve que hacer para escribir a todos, y a ti y a los hijos principalmente! ¡Es algo que me asombra! Pero hubo que hacerlo.

Hoy 30 de 1936 viniste a verme a las 7 y media. Muchas espenanzas me diste, pero yo, desde el mediodía, sabía que mi suerte estaba decidida por un cambio de detenidos, pues Taboada, que estaba con Maseda, lo cambiaron para la celda de Manolo.

 A las ocho de la noche supimos que Manolo y Taboada eran indultados y que nosotros seis no.

A las 2 y 30 de la madrugada nos levantaron y el resto ya lo sabes. ¡Para que explicarte la tragedia!

Muchísimos besos y abrazos y perdón, perdón y perdón a todos!

Luis y Carmiña, mamá, Pancho, la Nena, mis sobrinitos,hermanos, a todos muchísimos besos hasta la eternidad…

Paco”

ALONSO MONTERO, X.: Cartas de republicanos gallegos condeados a morte (1936-1948) Ed. Xerais, 2009
Francisco Prego Campos era funcionario do concello da A Coruña e foi executado no campo da rata xunto co alcalde Suárez Ferrín,  Joaquín Martín Martinez, secretario do concello, o  diputado Manuel Guzmán, o secretario del gobierno civil Leovigildo Taboada,e os líderes do  PSOE, Maseda e Mazariegos,

 

Lectura da carta polo actor Xosé Martínez no acto celebrado en marzo de 2019 na casa museo Casares Quiroga de A Coruña dentro das actividades de “Habitar a palabra” organizado pola ARMH e “Memoria do cárcere”.

Recordo do alcalde

SI SC03672 - copia

Ana María Alvajar López Jean, filla de César Alvajar e Amparo López Jean familia emblemática da sociedade coruñesa e significativos republicanos, O pai César foi quen proclamou a República na Coruña e a nai era líder da Agrupación Republicana de Mujeres. Nun dos capítulo do seu  libro de memorias : Soltando Lastre en edicións do Castro, Ana María describe  estos momentos de horror na cidade:

En las cenas de gala que organizaba la Sociedad Filarmónica después de los conciertos que ofrecía su propia orquesta, mi compañero de mesa era el alcalde  de la ciudad D. Alfredo Suárez  Ferrín. Yo era una niña y no sabía que ese era un puesto de honor. Callada, con la timidez propia de mi edad y temperamento, aceptaba seriecita las atenciones de nuestro alcalde, que al final de la cena, campechano bebía siempre el champán que yo no tocaba  y cambiaba por un vaso de leche. Recuero, aun hoy, su afectuosidad  y su amable y bondadosa sonrisa….

Era amigo de mi padre y personaje familiar para mi. Por eso aquella mañana, iba yo mezclada en la riada de gente que caminaba por la carretera de la Torre para visitar a los que allí estaban : Entre ellos, el señor Suárez Ferrín merecía esta prueba de mi afecto. Pasábamos frente al campo de la Rata y un pequeño grupo se desvió curioso. Yo con ellos. Sobre la tierra seis manchas de sangre indicaban el sitio  donde otros tantos hombres habían sido fusilados aquella mañana. Un poco más allá, otros seis manchones daban cuenta de otras tantas muertes. Alguién removió con el pié unos trozos de masa encefálica. Seguir lendo

Alfredo Suárez Ferrín

O alcalde de Coruña:  o home a quen non querían matar

suarez-ferrinEran as catro da tarde do martes 21  de agosto de 1936 cando os militares o detiveron no seu propio domicilio, no número 27 de Riego de Agua. Pasou os seus últimos días no cárcere ata que se celebrou o xuízo, os días 26 e 27 de agosto, que o condenaría a pena de morte.

Agardando un indulto que nunca chegaría, foi fusilado o 31 de agosto no Campo da Rata. Os soldados decidiron errar o seu tiro ante tal horror;  foi o tenente do pelotón militar quen tivo que disparar.

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