Enrique Pérez Martínez tiña  tiña 19 anos. Era “cego, bacharel e pianista”, fixo este poema  ó ditado en xullo de 1936 e escrito por Eduardo Torrón Cabezas. O historiador Luís Lamela recupérao a través dunha familiar.

Romance del álamo seco

El río verde temblaba
en una canción de sueños.
El aire lo acariciaba                                   con alas de talle nuevo.
-Canta río, canta río,
le dijo el álamo seco.
¡Quién tuviera tu cantar
enardecido y sereno
más fuerte que el cielo azul,
sorprendido y altanero!
Mi canción, ¡que voz gentil
en las alas del silencio!
¡Alta de rayos de Luna!
¡Reina del alba entre vuelos!
¿Quién le llevará mi cantar
tan altivo y tan esbelto?
Un día se cansó el sol,
vino la lluvia durmiendo
y se llevó mi alegría
entre amenazas de viento.
¡Erase un frescor de sol!
¡Erase un baile de vuelos!
Ahora, ¡que blanda muerte,
me decanta su requiebro!

Luce, río tu reír
de talle tan volandero
yo, tiernamente vencido
me iré musitando… muriendo.
Y aunque me acaricie el sol
y el azul de los cielos,
como una sorpresa blanca,
igual que un amor sin ecos,
mostraré mi vida muerta
y mi caminito yermo.

Coruña – Cárcel. Julio 936
Nota manuscrita  “Ojalá pueda llevarte el afecto que en él quise representar estilizando ¡Quién sabe si algún pasaje de tu vida! Enrique”

Enrique Pérez Martínez era natural e veciño de Santiago e foi xulgado na Coruña xunto con José Díaz Edreira, ex administrador da cociña económica e o seu compañeiro de cela, Eduardo Torrón Cabezas, acusados de rebelión militar. O fiscal solicitou para Díaz Edreira a pena de reclusión perpetua e para os dous restantes a pena de morte. Torrón foi condenado a cadea perpetua, do mesmo xeito que Díaz, pero Enrique Pérez foi condenado á pena de morte. Posteriormente foille conmutada pola cadea perpetua.